jueves, 19 de febrero de 2009

ESCULTURAS DE CHOCOLATE



Ayer me topé con una escultura que me dejó perplejo. Es nueva, y la gente se burla y la llama "El Hombre de Chocolate"; otros le dicen "Pedro Picapiedra", y nadie reconoce al prohombre que Mincultura pagó quién sabe cuanto para que quedara representado. Se quedó en el trabajo en barro, y nunca se pulió el bronce. Lo burdo de la escultura contrasta demasiado con el acabado de la base. Parece un hombre en harapos con zapatos de charol. No se sabe si tiene anteojos o si fue que al fundidor se le olvidó retirar algo después de roto el molde. En la base dice que el irreconocible hombre de chocolate es el expresidente Carlos Lleras Restrepo. Entonces peor, porque la pose típica del expresidente no era ese paradito de tonto.


Prefiero pensar que el fundidor tumbó al escultor, que el escultor por negligencia lo dejó pasar, y que el interventor de Mincultura ni se dió cuenta. Pero si el Hombre de Chocolate sobre su base reluciente es deliberado, el asunto es risible por lo facilista. Porque entonces lo que el escultor nos esta vendiendo a los nativos es un versión burda con zapatos de charol del brutalismo cien años después del original. Rodin se debe estar revolviendo en su tumba.
A pocas cuadras, en la Plazuela de Las Nieves, veo una hermosa escultura neoclásica, la del Sabio Caldas, obra de Guadet (188??): no pude saberlo porque la placa fue robada. Solo se que es fundicón de Jabeuf & Rouard, fondeurs, Paris, porque no se pueden robar la base sin mutilarle una pierna. Miren el detalle de la ropa, las hojas del papel, las botas!!




Después de ver al grotesco Hombre de Chocolate con zapatos de charol, me siento reconciliado con Botero. Es moderno y es pulido.

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